He tenido la oportunidad de trabajar con diversas empresas,
prestando servicios de consultoría en el área de fidelización y retención de
clientes y, sin importar el giro en el que dichas empresas se desempeñen, todas
podrían adoptar lo que yo definiría como la regla de oro de la lealtad de
clientes:
“No podemos tratar a todos nuestros clientes como si fueran
iguales o les gustara lo mismo, en cambio, debemos enfocarnos en obtener
aquellos detalles fundamentales de sus hábitos de consumo para poder ofrecerles
un servicio lo más personalizado posible.”