miércoles, 21 de agosto de 2019

El fenómeno que está preocupando a la organizaciones





No queda duda que el correo electrónico es el medio de comunicación más importante para las organizaciones actuales. Su comodidad de uso y accesibilidad al poder instalarse en computadoras, celulares y tabletas electrónicas permiten que empleados, así como altos ejecutivos puedan estar en constante comunicación y enterados de lo que sucede en su entorno laboral.

La gran popularidad que el correo electrónico ha registrado ha creado una serie de desafíos que han dado de qué hablar en los últimos años. Al conocer el papel que juega en los negocios actuales, existen personas que han hecho un mal uso de este medio, al grado de vulnerar y afectar a grandes corporativos.

El fenómeno conocido como ‘Spam’ se define como un correo enviado sin autorización del destinatario que, en muchas ocasiones, tiene fines publicitarios o comerciales y que pueden traer consigo daños al equipo, así como extraer datos del usuario. Para darse cuenta del impacto de este fenómeno, del total de correos que se envían, un 65% son spam.

Por otro lado, el ‘Phishing’ una técnica de ingeniería social utilizada por los delincuentes para obtener información confidencial como nombres de usuario, contraseñas y detalles de tarjetas de crédito haciéndose pasar por una comunicación confiable y legítima, pasaron a ser un peligro real para empresas.

En este sentido, el uso de un servicio antispam pasa a ser una solución fundamental para la estructura y seguridad de cualquier organización para bloquear no sólo mensajes no solicitados, sino también prevenir daños como virus. Estos servicios sirven para filtrar correos electrónicos y evitar que los usuarios se expongan a riesgos asociados al spam.

¿Por qué mi empresa necesita un servicio antispam? Imagina que, por equivocación, desconocimiento o descuido, uno de tus colaboradores le da clic a un link proveniente de un spam y al hacerlo su computadora queda infectada por un virus. Cuando esto sucede en una máquina personal, el riesgo puede ser menor, pero cuando sucede en un equipo que contiene información corporativa vital el problema se hace acrecienta.

El phishing es el perfecto ejemplo para explicar el caso anterior. Este fenómeno se caracteriza por enviar correos en nombre de empresas que prestan servicios o incluso de órganos de gobierno. En algunos casos, quien práctica esto realiza copias muy similares de documentos, lo que obstaculiza la identificación del fraude. Si el colaborador no tiene la capacidad de diferencia un spam a un correo real, acaba de instalar un malware que tiene acceso a la red corporativa.

Un servicio de antispam analiza los mensajes mediante la aplicación de una serie de capas de seguridad, reduciendo la recepción de correos mal intencionados de un 80 a un 95%.

Al conocer los beneficios de tener un servicio de este nivel, pero, sobre todo, al detectar los riesgos que el no tenerlo pueden generar, es más fácil justificar inversiones en estas soluciones, dándole fuerza a la estrategia de seguridad de la información.



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