El conocido ‘tercer sector’, conformado por ONG’s, fundaciones y
asociaciones, ha sido un sector que ha tenido algunas problemáticas en distintas
áreas las cuales han hecho que no logre una evolución de acuerdo a lo
esperado, lo que refleja una gestión poco eficiente en algunas organizaciones.
Al ser una fuerza enmarcada en la economía social y la filantropía que
opera por fuera del poder estatal y que no persigue beneficios lucrativos,
depende de que las personas pertenezcan/crean o no a ellas. Algunas de ellas dependen
de otras para poder obtener los recursos necesarios para lograr un verdadero
impacto en su causa social, lo que hace que las labores de sus integrantes sea
compleja y desafiante.
Se pueden identificar tres grandes problemas que están impidiendo una buena
gestión, así como un aumento en el impacto de las causas sociales. Evolución, Enfoque,
Marca, son los dolores de cabeza que muchas organizaciones del tercer sector
están sufriendo.
Una de las problemáticas que más impacta la gestión y operación de las
organizaciones es la evolución y por evolución nos referimos a tecnología.
Existen muchas organizaciones que utilizan herramientas que son obsoletas para
manejar y controlar su causa y operación, lo que hace aún más compleja su labor.
Se debe buscar automatizar la operación de las organizaciones para que las
actividades operativas como la emisión de recibos, gestión de base de datos de
donantes, comunicación con donantes, generación de reportes y medición del
impacto social se realicen de forma rápida y controlada y así poder invertir el
tiempo del recurso humano en otros temas que son vitales.
Actualmente existen software para la gestión de proyectos sociales que permiten hacer todo esto de manera automatizada y fácil, lo que permite que la fundación pueda tener un mejor control de sus recursos, conocer el impacto de la causa por zona, región, estado, entre otras cosas más.
Si bien algunas dependen de terceras para obtener recursos para implementar
este tipo de herramientas, es algo a lo que todas las organizaciones deberían
apostar.
La segunda problemática se presenta cuando las fundaciones siguen
cometiendo errores en el enfoque que le dan a sus proyectos o causas.
Diciéndolo en otras palabras; muchas organizaciones concentran el mensaje de
sus proyectos en el problema y no la solución.
Para el público, mejor conocido como donante, no es necesario saber que en
Etiopía tienen problemas de agua potable o que en Kenia hay miles de niños en
la calle que no van a la escuela debido a que no existen recursos para crear un
ambiente básico en donde tomar clases, o que algunos lugares de
México decenas de niños deben recorrer varios kilómetros para ir a la escuela,
todo esto se sabe. Ojo, no está mal recordarlo y platicar sobre las
problemáticas sociales que existen, sin embargo, no hace falta que todo el
enfoque se centre en este aspecto.
Es más alentador y motivante para un posible donante saber que un niño ya
no debe caminar 20 kilómetros todos los días para recoger agua o que una
familia puede generar ingresos debido a que una placa solar brinda electricidad
a su comunidad. El enfoque debe ir hacia el resultado y no tanto desde el
problema, de esta manera se trabaja a través del optimismo y la oportunidad, y
no desde la culpabilidad.
¿Por qué tanto énfasis en el enfoque de la no culpabilidad? Enfocar los proyectos hacia la culpabilidad es bueno, sin embargo, su impacto es de
corto plazo, no es capaz de fidelizar a un donante para que haga una aportación
fija de forma recurrente, pues una vez que se hace la donación puntual la culpa
se alivia y el problema desaparece.
Un proyecto enfocado en la solidaridad se mantiene en el tiempo y va
más allá de una donación para lavar la conciencia, sino que es la que nace
desde la responsabilidad.
La tercera problemática trata sobre la baja preocupación que muchas
organizaciones tienen sobre la creación de una marca.
Se cree que por ser una organización sin fines de lucro se debe gestionar
diferente a una empresa lucrativa, pero no. La gestión debe ser ordenada, responsable y seria, como se
hace en una empresa común y corriente, no debe haber diferencia. Así sea una
organización pequeña o una gran empresa, la creación de una marca poderosa es
vital para el posicionamiento y el crecimiento de la misma.
Si no tienes una marca fuerte, reconocible y atractiva es complicado que la
gente se sienta identificada con lo que haces, por lo tanto, no tendrán motivos
para formar parte de tu proyecto o si lo hacen será a corto plazo, pero no a
mediano o largo plazo que es a lo que toda organización debe apostar.
Y no sólo la marca, también la comunicación. Los donantes deben ser el
centro de la comunicación. Actualmente no todas las organizaciones mantienen
una comunicación fluida e interesante con su público, se limitan a enviar un
correo con un “gracias” a aquella persona que haya donado y con un poco suerte
le hacen llegar otra comunicación con algún resumen de lo conseguido con su
aportación.
Si no se trabaja la comunicación es complicado dar a conocer la fundación, así
como construir una marca fuerte con la que el cliente se identificado.
No se debe olvidar, que el sentido de pertenencia debe ser un baluarte para
las fundaciones, pues es el que genera que los donadores sientan orgullo por la
causa. Al tener una fundación automatizada, enfocada y con una marca fuerte, se
puede lograr un crecimiento importante, pero, sobre todo, aumentar el impacto
social de la causa.